sábado, 24 de diciembre de 2011

Para Ti, Pedacito De Mi Corazón...



Querido hijo o hija:

¿Quién sabe dónde estarás ahora mismo? ¿En que parte de tu viaje estelar te encontrarás? Hay quienes dicen que no existe nada de ti aún, y hay quienes creen que tu alma está en alguna parte, y que, cuando quieras y te apetezca, vendrás a conocer a tus padres. Yo no sé cuál es la verdad, ni creo que lo sabré hasta que te pueda mirar a los ojos y conocerte. Ahí quizás sepa de dónde vienes, de que estrella, y si en tus ojos se ve la chispa de amor que te hizo venir a esta tierra.

Por mi parte yo ya te siento como mío, te veo presente en todos los bebés que veo a diario, todos se parecen a ti, todos tienen un rasgo tuyo. Me he hecho una imagen mental de mí como tu padre, y espero que alguna vez, mientras te acuno y si paso delante de un espejo, esa imagen me recuerde lo mucho que he deseado que vengas a mis brazos.

Hay quienes traen hijos al mundo sin pensarlo, sin quererlo, como por accidente. Hay quienes dicen que lo mejor es no pensarlo, dejarse llevar y que así es más fácil. Muchos creen en un error de cálculo y hasta un problema, pero ese no será tu caso Hijo/a mio/a. A nosotros tus padres, nos tildan de irresponsables por elegir este momento en el tiempo, por tener mucho amor para ti en un mundo lleno de vanidades y prejuicios, pero tu vendrás porque tienes dos padres que desean tenerte en brazos, acunarte hasta que te duermas, enseñarte el mundo y darte todo su amor porque ellos se aman, y saben que ser amado es la clave de la felicidad. Tu vendrás con intención, con premeditación y alevosía, seguramente con nocturnidad también, porque así son tus padres, ya tienen una edad adulta, saben lo que quieren y se han preparado como mejor han sabido para asumir lo que desean. A tí.

Deseo, que cuando ya seas una realidad palpable, blandita, cálida, sepas hacernos ver que debemos dejarnos llevar por nuestra intuición, nuestro amor y nuestros instintos para ser los mejores padres para ti. Lo que tú vayas necesitando será nuestra mejor guía, lo que tú vayas haciendo que brote de nuestro corazón será nuestro mejor consejo. Que así sea, porque tienes unos padres que han leído mucho, muchísimo, que han escuchado muchas experiencias de otros y a los que les va a costar relajarse y dejarse llevar, tú nos ayudarás, ¿verdad?.

Hasta que llegues a nuestras vidas, vamos a irte haciendo, si no te importa, un lugar cálido y blandito en nuestro corazón. Para ello vamos a cuidar mucho el amor que ya nos tenemos papá y mamá, haremos que crezca y evolucione para hacerse cada día más fuerte. Intentaremos no ser demasiado impacientes hasta que llegues, ocupándonos de vivir intensamente el momento, disfrutar los dones que ya tenemos y sobre todo, SER FELICES.

Hasta pronto,Tu Papa

lunes, 14 de noviembre de 2011

Atardecer


Las nubes rojas de esa tarde de domingo, traían consigo la nostalgia de un tiempo pasado y de los nuevos días que vendrían. Tomado de su mano, yo me sentía inmensamente feliz, caminando a su lado sentía que nada faltaba, que la soledad y el frio nunca existieron, las flores que mirábamos en cada uno de los jardines eran todas las ilusiones y los sueños que alguna vez nos propusimos alcanzar. Entre cada paso que dábamos, entre cada silencio, yo iba dibujando pequeños bocetos que podrían de alguna manera explicarle lo mucho que la quiero. Yo solo imaginaba que haría ella si supiera cuanto es que la amo. Ella jamás lo imaginaría, así que me decidí a guardarle ese secreto hasta que yo me pudiese hacer un poco más valiente y dejara de ser el cobarde que se esconde bajo este pobre traje.

Avanzado nuestro andar, aparecieron flores de todos los colores. Habían flores alegres y flores tristes, algunas marchitas y otras que están recién están saliendo a la vida. Entre todo este eterno ramillete apareció una pequeña flor color Violeta, era diminuta y frágil, y trataba de despegarse de la tierra para mostrarse a la vida. Imagine que aquella flor tenía tanto de parecido con los sueños que guarda el vientre bendito y estelar de la mujer que amo.

Seguimos el trayecto, y yo daba pasos escribiendo una historia hermosa, mientras miraba de reojo sus ojos negritos llenos de amor para dar. Se fue apagando el rojo de la tarde, se acercaba la hora del triste adiós, pero las esperanzas que yo había dibujado en esta historia me decían que mañana la volvería a ver. Porque entre el naranjo del cielo y el Violeta de la flor estaba esta tarde que yo siempre esperé. La tarde que siempre amé. Y su nombre era Claudia.

lunes, 7 de noviembre de 2011

El Error


Todo ocurrió un día de esos interminables de lluvia. En el tiempo en que las noches eran aún largas y los vientos se hacían de hielo.

Esa mañana floreció de forma mágica el rosal, y el aire frio se impregnó de todo su aroma. Ese día también floreció el ciruelo y despertaron los caracoles del jardín de la casa.

Al ver esto, sentí que aún no despertaba del sueño. Creí en el error de mis ojos y poco duro aquel espejismo. Pero gracias a ese error, el rosal, el ciruelo y los caracoles pudieron creer que alguna vez se acabaría el invierno.
Y yo también.

lunes, 24 de octubre de 2011

El Espejo


El espejo narra la historia de una tarde de septiembre. En ella se cuenta que ha pasado un tiempo desde que se encontraron aquella tarde. Ellos han recorrido las calles y contemplado como los muros pueden gritar en silencio. Sus manos se juntaron y surgió la infinita fuerza de los que creen en los sueños. De esta forma fue como comenzaron a volar. Coincidentemente, aterrizaron en esta vida, en algún punto de esta metrópolis esquizofrénica y ansiosa de consumir. La vida los hizo coincidir en unos de sus paraderos, entre una de sus tantas vías y de esta manera esta debe haber tomado el camino correcto.

Hoy se encuentran aquí, inmersos de lleno en la aldea global, instalados en sus callecitas, y se propusieron aportarse el uno al otro, y también aportar a los demás lo que sus manos pudiesen entregar. A juicio de estos amantes, el arma más poderosa. Caen en la agonía de una cama desenfrenada. El placer, los impulsos y tantas ganas de amar. Lloran por el tiempo perdido y se vuelven a rehacer. Siempre con la esperanza de que unidos pueden llegar más lejos.

Apostando a la libertad de pensamiento, diría que ellos sienten lo mismo que yo estoy sintiendo. O debe ser que la historia que acabo de narrar es solo el reflejo de mi alegría, mientras miro mis canas en este espejo.

sábado, 24 de septiembre de 2011

De Madera y Clorofila



El solo quería tocar el cielo. Sus padres engendraron su semilla amparados en el secreto de la vida. Sus ancestros fueron quienes cosecharon el fruto y arrancaron su placenta desde el bendito pubis de una gota de agua. Y de esta forma dio a luz y así broto la flor.

Siempre estuvo convencido de que sería tan alto como soñó. Pero paso el tiempo, y el corazón de madera seguía esperando. Los inviernos pasaron uno tras otro, aguardando que la profecía se cumpliese, pero las arrugas de su piel echaron abajo sus lagañas y comprendió el paso del tiempo.

Hoy se encuentra en medio de la nada, tratando de convencerse de que su destino aún no está escrito. Reflexiona, juega con el viento y a la vez comprende que las ilusiones son fáciles de hacer y que tal vez soñó demasiado.

Hoy se dedica a repartir alegrías y cuida de los enamorados. Además alimenta la tierra, reparte aire y juega con las hormigas, mientras yo contemplo impávido tratando de aprender la lección.

Me acerco para despedirme y tratar de empapar mi corazón de clorofila, quiero que cambie de color. Pero fugazmente deja caer una de sus tiernas hojas, la más hermosa de todas. En ella se encuentra grabada esta historia, que gentilmente recogí, la guarde en mi libro y la lleve conmigo.

martes, 9 de agosto de 2011

Desgraciado



Desde las trincheras iluminó un destelló encegecedor, un flash que incendió mas de alguna conciencia y que apaciguó mas de un alma.
Yo sentí pena y luego sonreí...

martes, 19 de julio de 2011

Instrospección y El Hombre de Abrigo Negro (Pequeña Vivencia Mendocina)


Han pasado algunos meses y muchos días, desde que decidí lanzarme definitivamente a esta aventura. De esta forma, quería en carne y alma comprobar si podría sobrevivir o sobremorir de esta manera. Me animé a desprenderme de muchas cosas, todo aquello que de alguna u otra forma mantenía atado mis pensamientos y convicciones, se fue evaporando, así de a poquito, entre alegrías y penas.

Nunca he sido muy bueno para hacer lo que se supone que debería hacer. O por lo menos, lo que muchos esperan de mí. Entonces fui haciendo amistades desde ese punto, tratando de encajar entre lo que me gusta ser y lo que desearían que fuese. Pero yo solo me empeño en no hacerle daño a nadie.

Así me encuentro hoy en día. En una combinación de sudor y rabia, pero con la frente en alto. Camino por la peatonal Sarmiento escondiéndome de las miradas, mis pasos largos me cobijan. De alguna forma trato de conservar lo más ritual entre lo humano que nos rodea. Llenar ese vacío que aguarda en cada esquina, y tratar de resolver día a día el enigma entre la alegría y el llanto.

Hay un hombre de abrigo negro dando sermones en el lugar. Por un momento me recuerda la plaza de armas de Santiago, plagada de sus charlatanes que creen tener respuestas para todo, hasta para salvar a la humanidad y que no hacen más que sembrar el miedo y ceguez en las cabezas de quienes tienen la mente frágil. Pero este hombre es distinto, no habla de política y mucho menos de religión. Tiene el anhelo de querer vivir en un país que no tiene nombre, que se llama aire. Habla de echar raíces en una tierra sin dueño, que está aburrido en donde habita, porque siente que no se han hecho las cosas bien, que no hay un verdadero amor, que no hay una verdadera convivencia. Dice que en su tierra natal existen todas las cosas a la mano, un mundo de comodidades, pero siente que a la larga se sufre mucho más. Piensa que somos humanos porque estamos no más.

Enciende un cigarrillo, y entre el humo del tabaco se dibuja una silueta. Tiene forma de mujer, debe ser aquella musa que habita solo en su cabeza. Se llena de ideas y el cigarrillo se consume, al igual que su tiempo. Mira las vitrinas de Av. San Martin como buscando un objetivo. De pronto exclama: “El hombre de hoy es un hombre desamparado”. Todos lo miramos con detención y el silencio se apodero del lugar. Sin decirnos nada, podía yo leer en su mente lo que estaba tratando de expresarnos; sabía que estaba agobiado de ver al hombre actual encadenado a su propia pobreza, incapaz de detectar alguna arruga en el espejo cada mañana; buscando la felicidad en la mejor oferta y donde se entreguen los menos intereses posibles.

De un momento a otro, escapó muy de prisa del lugar tratando de perderse entre la gente. Lo seguí un par de cuadras, en dirección desconocida, hasta que lo perdí de vista. Desconcertado y con la duda de saber quién era aquel hombre de abrigo negro, camine buscando la ruta de regreso a casa. Al esperar cruzar la calle con luz roja el semáforo, alguien toca mí hombro. De inmediato el olor a tabaco delata al misterioso señor, quien al voltear me pregunta si es que pienso que él se encontraba loco o que pertenece a la raza de los pesimistas. Solo respondí con un breve movimiento de cabeza, afirmando una negación.

Creo que puse cara de asustado, y el asentó con una sonrisa. Me dijo textualmente: “Che, ojala que los pantalones no los hagan nunca más con bolsillos, para que no carguemos con cosas innecesarias, que nos hagan más pesados y nos impidan el vuelo al soñado país”. Luego, se esfumo nuevamente entre la multitud de gente.

Reaccione tarde del letargo, impávido me animé a caminar de regreso. - Lo malo es que me di cuenta que estaba perdido en las calles de Mendoza -. Mire al cielo, y me regale una de las mejores sonrisas que he tenido en mi vida. Tal vez encuentre algún atajo, ni pregunten como llegare a casa. Sé que no le importa ni a dios, ni me importa saberlo.

No lo pensare más y de una vez me pondré a caminar, porque ya es hora del Matecito, y esta tarde más que nunca, no me lo quiero perder.

miércoles, 8 de junio de 2011

Imagen y Semejanza



Unos cuantos bronces convertidos en monedas, eran el peso justo de la conciencia de aquel hombre sin valor, y que eran guardadas en lo más recóndito de su bolsillo; Estas monedas no eran mas que unas simples migajas de pan, que habían sido recortadas de su amargo salario mensual.

Trataba de esconderlas, arropaditas en el “bolsillo e´ perra”, para así conservar los signos por los cuales hoy se encuentra vivo; Una cara y un número.

De esta manera, ese hombre rinde culto sagrado a estos códigos, día y noche, a sol y a sombra, los cuales a diario van tallados en su frente, al igual que esas monedas, a su imagen y semejanza.

domingo, 29 de mayo de 2011

Riel de Otoño


Las viejas calles de adoquines, esas que guardan los secretos de cientos de manos obreras, cobijaron la caminata melancólica, un poco triste y un poco en broma, en esta fría tarde de otoño.

Tres pasos a mi izquierda se encuentra una oxidada línea férrea, la cual transportó entre sus delgados metales a miles de personajes anónimos, a millones de sueños e inimaginables historias que parecen no haberse evaporado ante el paso del tiempo.

El tímido sol parece no haberse asomado por este lugar. Puedo sentir la soledad de los metales y el abandono cómplice que acompaña a las piedras, a los bloques cuadriculados que forjan mi camino. El mismo metal que hace callar a las estatuas de bronce, la misma soledad que hace que estas guarden un silencio perpetuo, a todas aquellas que alguna vez tuvieron algo que contar.

Trató de tomar una Fotografía, quisiera contar lo que me pasa en este momento. Desenfundo y cargo mi arma, mi pistola. Esta también tiene algo de metal y también es algo solitaria, con la diferencia que no dispara balas, sino únicamente, destellos de luz.

Al acercarme, veo que este pedazo de fierro tiene nombre y número. Además, divide mi camino en dos. Ahí es donde observo que también tiene venas, y que su sangre corre a través del riel. Trato de buscar su corazón, aquel que marca el compás del tiempo en que ha sido olvidado, pero me es vano el intento.

Me pongo de pié, levanto la cabeza, y al dar tres pasos a la derecha una suave brisa me acompaña. Es el viejo tranvía, que a mi costado va pasando como un fantasma.
Es increíble como aquel viejo carro acompañó mi sentir, y se dio cuenta que al igual que su corazón, el mío también estaba triste.

lunes, 25 de abril de 2011

Mostro Gorilón


Danahe me conto que el "Mostro Gorilón" puede coger en cada una sus manotas, 48 personas, ya sean grandes o niños.

Tuvimos miedo, nos abrazamos en el sillón, y esperamos junto a la ventana que este especimen malevolo se fuera sin vernos.

Danahe aun temblorosa, me conto que entre otras cosas, también le encanta comer tios miedosos.

domingo, 17 de abril de 2011

Transformación


Es hermosa, aunque yo creo que no lo sabe. Siempre sube en las mañanas, una estación después que yo. Conscientemente la espero, no puedo ni quiero mentirles. Se sienta y empieza con su cambio: algo de base, cremas, pinturas, un poco de sombra y lápiz de ojos. Hay días en que no la encuentro, puede que se me haya perdido entre tanta gente o debe ir en otro tren. Pero hoy la vi, y es hermosa.
Sigue con sus pestañas, y luego de diez estaciones termina cambiando el suave color de sus labios. Es hermosa y no lo sabe.

Pero yo lo sé, porque la veo cada día antes de su transformación.

sábado, 9 de abril de 2011

Pajaros Prohibidos


Los presos de la dictadura uruguaya no pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros.
Didasko Pérez, maestro de escuela, torturado y preso por tener ideas ideológicas, recibe un domingo de 1976, la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel.
Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos., y el dibujo pasa. Didasko le elogia la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas: “¿Son naranjas? ¿Qué frutas son? Y la niña lo hace callar, Sssshhhh, y en secreto le explica.
-Bobo. ¿No ves que son ojos?...Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas.

(Memoria de Fuego - Eduardo Galeano)

martes, 1 de marzo de 2011

Los Heroes del Rock (Extracto, Documental "Las Horas del Día", Manuel García)



Sigue el curso inevitable el sol, dobla tu voz y duérmete.
Por lo menos inténtalo.
Cae en la traslación tu sombra, un remo.
Los héroes del Rock van a cantarte esta canción.
Es tarde, pienso que es mejor que el tambor te lleve hasta el delirio.
Y regresarás al sitio de donde eres.

Trata de pensar que el corazón marca el compás, no temas más a continuar el camino largo del destino.
Cada bala suave en el cañón, con ese pelo hijo por dios caerás despacio entre los signos.
Y regresarás al sitio de donde eres,
y regresarás al sitio de donde eres…