jueves, 11 de marzo de 2010

Nada Especial...


Esta mañana me desperté de inmediato. Pude conciliar el sueño solo con la ayuda de pastillas. Extrañamente inquieto doy un salto al vacío y me levanto. Me miro al espejo, y veo el rostro opaco e inerte que me regala esta mañana; Que ganas de quedarme otro momento abrazado entre las sabanas. Me preparo algo parecido a un desayuno, mientras escucho coincidentemente la canción de Manuel - Azúcar al café -. Preparo mi viejo bolso de cuero, empaco algunas cosas, un lápiz y un papel, la Bip, y un puñado de ilusiones.

Así comienza este día, me desprendo de las penas y empiezo a caminar. Mirando las nubes en el cielo contemplo el amanecer. Me pregunto mas allá ¿Por que tanta prisa?. Me detengo por un instante y me quedo sentado en la cuneta de una calle llamada vida. Comienzo a mirar a mí alrededor y doy gracias por permitirme este momento, por permitirme este frío, por poder sentir las gotas de rocío de una lluvia que no sabe si caer, o quedarse esperando hasta la noche para hacerlo.

Mientras contemplo con detención el mundo, veo que aquí afuera todo es un carnaval. Miro la gente correr, ya serán las 08:00 AM, hora de llegar al trabajo, hora de vivir sueños ajenos, de soñar sueños ajenos. Miro las estatuas de los héroes de bronce que adornan esta ciudad, y a mí, ni me importan; Total, ahora quedamos los de verdad, los de carne y hueso, los que tenemos las manos gastadas y la memoria sumida entre recuerdos metalizados.

El viento me trae ideas “La Culpa de todo, la tiene la culpa “. Que genial, una idea tonta y poco rebuscada, pero no importa. Total el día de hoy puedo decir tanta idiotez, que me podría tomar licencia de maldecir hasta el cielo. Sigo alerta, reciclo lo mejor de mí y comienzo a tratar de escribir un nuevo día, con pocas lucas pero con mucho corazón. Una historia real de pies a cabeza, como el dolor, la alegría, como el día de hoy. Las ilusiones nos hacen vivir. Como se ve, nada especial. Y no se por que quiero puro reír, cantar, todo el rato silbar cuantas veces sea necesario.

Hoy, sin quererlo, me encontré con un día hermoso. Estoy inmerso en el gris medio de la metrópolis y solo tengo ganas de comprar unos caramelos con forma de corazones. Quiero quedarme aquí por un rato más. Miro el paisaje, y sigo contemplando todo lo que pasa a mi alrededor. Autos, faroles, kioscos, faldas. Mis manos ya no tienen frío, percibo como se me escapan una penas. La ciudad me acompaña y me deja soñar.

Oh!, son las 8:15, hora de partir. Creo que una vez mas llegare tarde a la rutina. Me sacudo el pantalón y preparo mi caminar al encuentro de mi inexorable destino. Solo me regalo unas palabras al fin y al cabo - Date el tiempo y vuelve a soñar - Solo soy un pasajero mas de este tren llamado vida.