La suavidad que acompañó la dura habitación de mis dolores, alberga los colores y designios de aquellos que pretenden cambiar el mundo en un cuarto de segundo.
Con un papel, lápiz y pocos años a cuestas, comencé a sentir los primeros latidos del corazón. Algo que luego entre desvelos y misterios, se fue convirtiendo en mi gran secreto.
Tan así de inmenso que hoy por fin deseo compartirlo.
Pero todo este sueño me produce pánico.
De todas formas, ahí va…
martes, 9 de agosto de 2011
Desgraciado
Desde las trincheras iluminó un destelló encegecedor, un flash que incendió mas de alguna conciencia y que apaciguó mas de un alma. Yo sentí pena y luego sonreí...
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